Valoración:
Paul W.S. Anderson es un "especialista" (llamémoslo así) en cine de entretenimiento puro y duro. Sus películas ofrecen espectáculo visual, mucha acción y poca profundidad, pero son entretenidas y están más o menos bien hechas. Películas como Resident Evil, Soldier o Death Race dan una idea de lo que Anderson puede ofrecer, lo cual no es malo, ya que uno sabe a qué atenerse. Y ¿qué queréis que os diga? Hay muchas cosas peores que ver en una sala de cine, que una amena película de acción.
No trato de ser un defensor a ultranza de Anderson por un sencillo motivo: autores como McTiernan, Cameron o Spielberg han demostrado que acción y ciencia ficción con carácter lúdico no tienen por qué estar reñidas con la calidad. De hecho McTiernan dirigió el primer Depredador y Cameron el segundo Alien, en sendos films claramente orientados a que el público lo pasase bien. ¿Por qué entonces he comenzado con cierta defensa hacia Anderson? Porque todavía tengo en mente la aburrida, torpe y prescindible Predators, la cual, posiblemente, nos haya enseñado a muchos a valorar más positivamente los espectáculos de mero entretenimiento.
Una vez ha quedado claro el carácter de esta producción, sólo me queda comentar mínimamente argumento, personajes y referencias. El relato nos sitúa en el Ártico, donde una expedición comandada por un excéntrico millonario investiga una fuente de calor detectada. Allí se encontrarán en medio de una lucha encarnizada entre aliens y depredadores, de la que intentarán salir con vida.
Los personajes del grupo están completamente estereotipados, dejando la impresión de que el guión no los ha trabajado debidamente porque aquí lo que importa son los combates entre monstruos y lo que éstos son capaces de hacer. En ese sentido no me ha resultado insultante el uso de estos dos míticos personajes, ni el esquematismo propio de un vídeo-juego, ya que tras visionar las vibrantes secuencias de acción, ninguno queda en mal lugar (algo que, por ejemplo, no se puede decir de Alien IV, Depredador 2 o Predators).
Como os podéis imaginar, los guiños a las películas anteriores de Alien y Depredador son constantes. Entre ellos me gustaría destacar la aparición de Lance Henriksen, aquí en el rol del millonario antes citado y que en Aliens: el regreso encarnó al robot Bishop, evocando tímidamente el juego de pasarse un cuchillo por los dedos, sin herirse, lo que, si la memoria no me falla, despertó las sonrisas de muchos en su día.
Así pues, diversión asegurada para los fans de las sagas Alien y Depredador, en un film que cuida bastante bien su atmósfera a lo Expediente X, sus más que dignos efectos especiales, su ritmo más propio de la aventura que del terror, las distintas coreografías y la adecuada duración del metraje. No es una gran película, pero divierte.
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