miércoles, 13 de octubre de 2010

Wall Street


Valoración: Notable

En 1987, Oliver Stone dirigió Wall Street, una magnífica película sobre asuntos tan célebres en Estados Unidos como la bolsa, la especulación y la búsqueda de dinero fácil. Para ello contó con un impresionante Michael Douglas, auténtico alma de este film, cuyo personaje, el implacable Gordon Gekko, fue premiado con el Oscar de la Academia.

Gekko es un tiburón, alguien que se hizo de la nada a base de comprar y vender empresas. Su ingenio es tan grande como su maldad, de ahí que resulte alguien engañosamente fascinante. Las consecuencias de su comportamiento (enriquecimiento a base de montar y desmontar negocios) provocan burbujas financieras, familias arruinadas y montones de nuevos desempleados.

Sin embargo el protagonista es Charlie Sheen (correcto en líneas generales pero sin desarrollar del todo los posibles matices de su personaje) un joven que, en su afán por convertirse en un triunfador, logra entrar en la vida de Gekko.

El guión escrito por el propio Stone en colaboración con Stanley Weiser (Proyecto X, W.) juega hábilmente mezclando el meteórico ascenso del personaje central con las implicaciones morales del mismo, ya que en el duro mundo del capitalismo, siempre que alguien se enriquece es a costa de otros. Ahí es donde el libreto aprovecha para introducir ciertos elementos dramáticos, para conferir más realismo a la obra.

El ritmo de la película es bastante ágil. Por un lado tenemos el duro e implacable mundo financiero de Wall Street. Por otro la interacción entre un ambicioso e ingénuo joven que cae en las garras de un frío manipulador sin conciencia, que lo utilizará en propio beneficio mientras le hace creer que es su protegido. Al final todo se reducirá a una lucha entre el bien y el mal, elección que se tornará difícil ya que hacer lo correcto puede significar perderlo todo: lujos, bellezas, éxito, poder... Se podría decir que nos encontramos ante una parábola sobre la codicia y las ansias de triunfar por encima de todo, con una brutal moraleja final.

Hay algunos fallos en el film, como el desaprovechado uso de los personajes encarnados por Daryl Hannah (una atractiva diseñadora pretendida por Sheen) o Sean Young (esposa de Gekko). Otros secundarios como Martin Sheen (padre del protagonista tanto en la película como en la vida real) o Terence Stamp (duro rival de Gekko) tienen bastante más peso en el devenir de los acontecimientos.

A pesar de ello y de cierta previsibilidad en el último tramo, diría que Wall Street es una película redonda: argumento muy completo que entrelaza varias tramas, Michael Douglas en estado de gracia, puesta en escena detallista y bien cuidada, dominio de la cámara con planos secuenciales muy propios de Stone y, sobre todo, un relato entretenido y adictivo hasta el final. En definitiva, toda una referencia cinematográfica para el mundo de los negocios.

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