Valoración:
En 2004, James Wan consiguió revolucionar el género del terror con Saw, un inquietante y asfixiante thriller psicológico, englobado en el subgénero de los slashers.
En muchas ocasiones he denunciado el maltrato que sufren las películas de miedo. Directores con muy poco talento tratan de obtener beneficio con un producto que todavía vende, por malo que éste sea. Parece que el público adolescente se contenta con ver muertes, litros de sangre y sustos facilones, calcando todos los elementos inherentes a este tipo de películas. Sin embargo Wan creó una maravilla, demostrando que, por muchas películas de psicópatas que se hayan llevado a cabo, todavía se puede ser original.
En Saw no veremos a una cuadrilla de chavales de fiesta en un instituto o un cámping, que son descuartizados uno a uno. Tampoco se trata de una película en la que un psicópata va matando y los policías son los caracteres principales. Wan toma el punto de vista de las víctimas, dos hombres que aparecen en un sótano abandonado encadenados y sin tener ni idea de lo que pasa. Poco a poco van haciendo memoria y descubriendo pistas, hasta caer en la cuenta de que son los elementos principales de un juego macabro y mortal.
Una de las cosas que hizo famosa a Saw fue la imaginación del asesino. Cada muerte es diferente de la anterior, muy complicada, impensable, pero con una pequeña esperanza para la posible víctima, ya que siempre hay una minúscula ocasión para escapar, la cual, todo sea dicho, exige un importante sacrificio. Aquí se define el carácter del malvado villano, un ser monstruoso capaz de otorgar una última oportunidad a personas que, según él, están desperdiciando sus vidas.
Además de ello, considero un acierto que el guión no transcurra por completo en el sótano mencionado, ya que así se agiliza la trama (recordad lo pesada que se hizo Buried, por ejemplo). Así también el reparto es mayor, lo que Wan utiliza sabiamente para jugar con el espectador, que se preguntará durante todo el metraje quién de ellos es el asesino.
Saw es, por méritos propios (y deméritos del resto de "autores" del género) una de las mejores películas de miedo realizada en la primera década de 2000. Aunque contiene elementos gore y secuencias que pueden dañar la sensibilidad, no se centra únicamente en eso (como películas tipo Hostel) sino que genera una buena trama de intriga, contiene sorpresas y consigue, sobre todo, alcanzar una atmósfera opresiva y claustrofóbica imponente, que llega a provocar miedo y angustia en el espectador. Imprescindible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario