Valoración:
Hay películas que tienen suerte. Me refiero a que, por uno u otro motivo, prendan a un sector de la crítica que va de intelectual y, a partir de ahí, nadie se atreve a hablar de sus defectos, como si sacarlos a relucir fuese quedar como un ignorante. Por mi parte, creo que en esto del cine cada uno debe dar su opinión libremente y eso es lo que voy a hacer, aún a riesgo de enfadar al club de fans de esta vampirita sueca.
Película europea basada en un aclamado best-seller, con aire de independiente y atrevimiento, mucho atrevimiento. Hasta ahí bien, suficiente como para que nos llame la atención y decidamos verla. A partir de ahí, desglosémosla por partes.
La adaptación al cine, aunque el guión sea del propio escritor de la novela original, se come situaciones y personajes que considero importantes para la trama. En lugar de ello pierde mucho tiempo con la presentación de los niños protagonistas, la cual efectúa con ciertas deficiencias. La parte de terror se ve muy reducida y, desde luego, no da ningún miedo. Uno puede ser un gran novelista, pero redactar un libreto cinematográfico es muy diferente a escribir un libro.
Centrándonos en la película, el argumento nos cuenta la vida de un niño, hijo de padres separados, maltratado en su colegio, que se hace amigo de una niña-vampiro. Parte de las deficiencias del guión tienen que ver con lo poco que se profundiza en las situaciones familiar y colegial. El divorcio de sus padres no parece afectar mucho al chico y la situación en su escuela es tan simplona como tópica. ¿Realismo? En esta parte no, desde luego.
Sobre las interpretaciones, Kare Hedebrant (el niño) no cambia su cara de pasmado en todo el film (no me extraña que en clase le tuvieran ganas). Por su parte, Lina Leandersson (la vampirita) está mejor, aunque no lleva a cabo ningún alarde interpretativo. Bien a la hora de expresar tristeza por lo que es, pero nada más.
Técnicamente estamos ante una producción muy pobre. La atmósfera ochentera y las localizaciones nórdicas están logradas, pero la ejecución de la acción parece sacada de la televisión, sin planos relevantes ni un verdadero aprovechamiento del 16/9.
Voy sumando y cada vez me acuerdo más de la saga Millennium: película escandinava, adaptación muy pobre de un super-ventas, corte independiente, factura visual propia de un telefilm y excesivamente sobrevalorada porque emite, sin miedo ni pudor alguno, secuencias de explícito contenido violento.
Sin embargo hay dos diferencias muy importantes a favor de Déjame entrar: termina por despertar el interés del espectador y el clímax final está muy por encima del resto del film, por lo que la sensación que le queda a uno no es mala del todo. Aún así, mirando el conjunto, no puedo por menos que calificarla como un tanto floja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario