Valoración:
Durante unos días me he resistido a ver Enterrado por una razón: me han venido a la cabeza una serie de películas de muy bajo presupuesto, las cuales, con la debida promoción, se hicieron de oro, pero que en definitiva resultaron una enorme tomadura de pelo. Sin embargo, tras el aluvión de buenas críticas cosechado me ha picado la curiosidad, he terminado acudiendo al cine y, en mi humilde opinión, se queda a medio camino entre mis prejuicios iniciales y lo que dice la crítica, es decir, que no es un bodrio, pero tampoco la obra maestra que pretenden.
¿Qué diferencia a este film de tonterías como El proyecto de la bruja de Blair o Paranormal Activity? Para empezar puede obtener el calificativo de película (las antes mencionadas no). Posee un guión bastante hábil, dadas las reducidas posibilidades (un tipo metido en un ataúd durante todo el metraje). Y, además, la única interpretación del film es francamente buena, lo que me ha sorprendido gratamente, ya que no esperaba grandes cosas del marido de Scarlett Johansson, a quien había visto antes en roles de acción (Blade 3, Lobezno), comedia ( La proposición, Definitivamente, quizás) o remakes de dudoso buen gusto (La morada del miedo). Tenía a Ryan Reynolds por un actor medio tirando a bajo, pero a partir de ahora, habrá que tenerlo en cuenta.
¿Qué es lo malo de Enterrado? Se habla de la gran atmósfera conseguida por su director, Rodrigo Cortés (Concursante), pero ¿cómo nos vamos a sentir si no, al ver a alguien enterrado en vida? En cuanto el espectador se pone en la piel del protagonista, se consigue, por lo que agrandar el nombre de su director hablando de la puesta en escena, me parece un tanto ridículo.
Sobre su premisa, la idea no es ni mucho menos original. Así a bote pronto, recuerdo a Kiefer Sutherland (Jack Bauer) despertar en un ataúd y ser consciente de ello al alumbrar su encendedor en Secuestrada, de George Sluizer, a Tim Matheson sepultado con vida por su esposa en Enterrado vivo de Frank Darabont (la cual tuvo incluso una secuela) y a Uma Thurman padecer la misma situación a manos de un perverso Michael Madsen en Kill Bill 2, de Quentin Tarantino. Incluso Buffy la cazavampiros tuvo que escapar de su propia tumba al ser resucitada por sus amigos.
En cuanto al desarrollo, si bien reconozco cierto ingenio y mordacidad, sobre todo en las críticas institucionales, la película es una auténtica tortura. Ni siquiera la más que evidente influencia de Hitchcock en situaciones como las inquietantes llamadas de móvil o alguna pequeña y peligrosa sorpresa, hacen desaparecer la claustrofobia del espectador. Y por último, la pequeña trampa del final (la cual, por cierto, se adivina) hace que la película pierda bastantes enteros.
En resumen: no es una estafa, tiene momentos entretenidos, el suspense se logra, pero queda muy escasa, no es original, termina por ser repetitiva y el final no convence. Los críticos que suelen denostar el cine comercial, la aclaman, lo cual me parece hipócrita, ya que la razón principal de su éxito es una adecuada campaña de márketing para tratar de forrarse con un gasto mínimo en producción. Si eso no es propio del cine comercial, no sé qué puede serlo.
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